EN UN PRINCIPIO ERA EL VERBO Y LA POESÍA PARIÓ DE SU PRIMER LATIDO
Música sobre el lecho de la noche; fuego endurecido hasta el límite de los astros. El aire consumiendo las palabras como disparo rokhiano sobre la eternidad: húmedo y goteando sobre las paredes, ahogado por sogas metafísicas, mojado como la pasión entre los labios.
Cada letra excitada como flor en su primera primavera. La armonía acariciando el silencio del sepulcro, del óbito enorme como chaqueta deshilachada. El leñador -amo de las sombras- bebe del canelo, sueña con rojos alerces.
Entre tormenta y espanto, entre promesa e invierno, la poesía del Poema Infinito nace desde los cabellos del Ángel Caído, descifrando su oráculo y sus aguas sibilinas.
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EN UN PRINCIPIO ERA EL VERBO Y LA POESÍA PARIÓ DE SU PRIMER LATIDO
Música sobre el lecho de la noche;
fuego endurecido hasta el límite de los astros.
El aire consumiendo las palabras
como disparo rokhiano sobre la eternidad:
húmedo y goteando sobre las paredes,
ahogado por sogas metafísicas,
mojado como la pasión entre los labios.
Cada letra excitada como flor
en su primera primavera. La armonía
acariciando el silencio del sepulcro,
del óbito enorme como chaqueta deshilachada.
El leñador -amo de las sombras-
bebe del canelo, sueña con rojos alerces.
Entre tormenta y espanto,
entre promesa e invierno,
la poesía del Poema Infinito
nace desde los cabellos del Ángel Caído,
descifrando su oráculo y sus aguas sibilinas.
BELMAR 1999.-
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